La igualdad entre rejas

Los ojos amigos que me leen quizá piensen que barro para casa cuando afirmo que si la igualdad es importante en las Administraciones Públicas en general, lo es mucho más especialmente en la Administración Penitenciaria. Los motivos son varios, y ruego me sigan hasta el final. 



                                               



En primer lugar, la propia condición especial que tiene, tanto para el sujeto administrado  - el interno - como para el sujeto administrador - el funcionario y el resto de profesionales -, el medio penitenciario. No solo porque exista una condición de sujeción especial del ciudadano sometido al sistema de justicia y cumpliendo una condena o media de seguridad, sino también por las particularidades que en todos los ámbitos esta sujeción especial se refleja, que no solo es jurídica: arquitectónicamente, sanitariamente, disciplinariamente, deportivamente, etc. Garantizar la igualdad real y efectiva entre todos los internos - tanto hombres como mujeres - es primordial: igualdad que nace del cumplimiento de la ley, de la norma. Es pues una igualdad, permítanme la licencia intelectual, ad intra, es decir, hacia dentro: de todos los internos con respecto a todos los internos.

Pero la Administración Penitenciaria española, que por cierto, es una de las mejores del mundo*, va un paso más allá. No solo pretende una igualdad interna en el trato con los internos en el escrupuloso cumplimiento de la ley, también ad extra cuando pretende que exista una igualdad real y efectiva entre los internos y el conjunto de los ciudadanos. Esto quizá pueda chocar un poco. Los internos son sujetos de pleno derecho como cualquier otro ciudadano de nuestro país, con la diferencia de que por la decisión siempre motivada de un tribunal o juez, y en base a nuestro sistema de Justicia, democrático, están privados de ciertas libertades hasta que cumplan la condena o la medida de seguridad impuesta, siempre con el objetivo de que todo el sistema se orienta hacia la reeducación y reinserción social de los sujetos administrados. El sistema penitenciario español tiene sus ojos puestos siempre en la salida del interno de nuevo "a la calle": todo nuestro sistema se orienta hacia una reeducación y posterior reinserción social.

Teniendo esto presente desde el primer momento se entiende perfectamente que la búsqueda de la igualdad real y efectiva de todos los ciudadanos es el objetivo principal. Eso no solo conlleva un tratamiento penitenciario en el orden de lo jurídico, también de lo psicológico, por ejemplo, dotando de las herramientas adecuadas al interno para la consecución de su tratamiento. También en materia social, dando apoyo a sus familias, en su mayoría desestructuradas por múltiples motivos. Económico o logístico, permitiéndoles acceder a los recursos que las Administraciones ponen en mano de todos los ciudadanos. No debemos olvidar que una gran parte de nuestros internos, en España, lo son por motivos relacionados con drogas, además una gran parte de ellos con un añadido de toxicomanía importante; problemas que derivan en muchas ocasiones - no todas, claro - de un claro componente de desigualdad social, de marginalidad. En España no existen - ¡a Dios gracias! - esos serialkiller típicos americanos que vemos en las películas, ni esas mafias crueles y despiadadas del este de Europa. Nuestro fenómeno criminal es diferente, y debemos abordarlo de manera diferente. El papel de trabajadores sociales, educadores sociales, psicólogos y criminologos es de los más importantes. El papel del funcionario de prisiones es esencial en todo este proceso. Sin la labor del mal llamado Cuerpo de "Ayudantes"** de Instituciones Penitenciarias este proceso sería imposible.

Pero... ¿y la igualdad real entre hombres y mujeres?

Es aquí donde el funcionario de Instituciones Penitenciarias juega un papel, de nuevo, clave. Y vuelve a suceder en un doble sentido. Ad intra, entre los propios compañeros de la Administración Penitenciaria. Ad extra, hacia los internos y el conjunto de la sociedad. Realmente son dos caras de la misma moneda en retroalimentación. Desde el año 2007 en que las diferentes escalas - masculina y femenina - se eliminan, indistintamente hombres y mujeres acceden a los mismos puestos dentro de la Administración Penitenciaria. Esto conlleva que un medio predominantemente masculino esté en un claro proceso de feminización actualmente, con una incorporación de mujeres muy superior a la de hombres. La primera tarea ante la que nos encontramos los trabajadores - desde la Dirección hasta el que pinta las paredes - de Instituciones Penitenciarias es garantizar que se cumpla la igualdad estricta de condiciones de trabajo dentro de la Administración Penitenciaria, y que todo el conjunto del funcionariado acceda a los mismos servicios y puestos sin consideración alguna de sexo. Esto repercute no solo en la calidad de las Administraciones Públicas y en su avance hacia una igualdad real; también repercute, y lo mencionábamos al decir que se retroalimentaba, sobre la sociedad en general y los propios internos de la Institución, pues toman como referente y ejemplo un trato igualitario entre hombres y mujeres.*** El ejemplo, el que el funcionario sea el ejemplo de normalidad y sentido cívico, es una parte muy importante a mi juicio en el tratamiento penitenciario.

Por otro lado el papel del funcionariado de Instituciones Penitenciarias en el desarrollo de las actividades tratamentales de los internos es de especial relevancia, en la medida en que la implicación del funcionariado en las tareas de reeducación y reinserción condicionarán en gran medida el éxito del mismo. Los programas de VioGen, por ejemplo, orientados hacia la reeducación de maltratadores, por mencionar un caso concreto, demuestran su éxito en la mayor parte de los casos. Aquí no es solo fundamental el trabajo de psicólogos y otros especialistas: es importante que el funcionariado se involucre con las tareas tratamentales y tome una parte activa en el desarrollo de las mismas. Una vez más el funcionario de prisiones es ejemplo y referente de una normalidad cívica que el interno debe de interiorizar. De unos valores sociales que debe adquirir. De igual forma ocurre, y esto de manera importante también especialmente en Centros Penitenciarios masculinos, con la homofobia. Es tarea del funcionario de prisiones velar no solo por el respeto a la integridad de la persona homosexual o con diferente orientación sexual, sino por inculcar valores de aceptación y respeto en el conjunto de la población reclusa.

Decir que el machismo es una lacra social que se extiende por todo el conjunto de la sociedad es algo obvio. Pero también lo es, ciertamente, el hecho de que entre el fenómeno criminal esté arraigado de una forma más intensa que en el resto de la sociedad en su conjunto, si es que esto pudiera medirse cuantitativamente. Debemos volver a recordar la relación importante que existe entre crimen y marginalidad para comprender el calado de esta afirmación. En esta realidad social la mujer sigue aceptando de una manera más amplia roles que la subyugan de una manera más notable. Romper con esta cadena de transmisión, ser un punto de inflexión, es la tarea del funcionario de prisiones. Nada fácil, como pueden imaginar.

Pues todo esto es solo una parte de lo que mis compañeros y compañeras hacen diariamente, todos los días del año, mañana y noche, en pos de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres y entre toda la ciudadanía en general.

Orgullo de Institución.


                                                     
     



[Nota: A pesar del título, que pretende ser llamativo, cada vez hay menos rejas en los Centros Penitenciarios]


* Como todo en la vida, es mejorable. Existe un déficit importante de funcionariado; también de otros profesionales vinculados al medio penitenciario. Muchas de las infraestructuras están anticuadas. Etcétera. Es como mi tarta de tres chocolates: me sale riquísima, pero siempre sé que puedo hacerla un poquito mejor la próxima vez.

** Nombrarlo como Cuerpo de Técnicos de Instituciones Penitenciarias sería, en pleno año 2020, mucho más adecuado a las tareas que se realizan por parte de los trabajadores del medio penitenciario.

*** También es importante mencionar que existe un importante porcentaje de internos que lo son por violencia de género y por crímenes contra la libertad sexual.

Comentarios

  1. Muy ilustrativo, y muy de acuerdo en el error en la denominación de ayudantes, realmente sois técnicos, tenéis una preparación extraordinaria y vuestras oposiciones son de las mas duras del ámbito estatal. Lo se de primera mano.
    Enhorabuena por tu aportación.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Enrique. Cualquier muestra de apoyo se agradece muchísimo. Un saludo desde el sur hasta el precioso levante.

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